EL BANCO DE LOS MARIDOS ABANDONADOS
Como de vez en cuando hay
castigo conyugal por mis malos actos ( Que yo no sé cuáles son pero ella se ve
que sí que lo sabe ) , el otro día fui condenado , sin reducción de pena , a
una de las peores , ir de compras .
Cualquier varón que sea penado
con esta condena entra en un estado de desasosiego tan visible que es capaz de
reconocer al instante a otro varón condenado a la misma pena y cuyo
desasosiego es tan visible como el tuyo.
Me viene esto a la memoria al
recordar lo acontecido en un banco ( Banco de los de sentarse no de los otros )
de la calle principal de La Torre Outlet
, que está entre el outlet de El Corte Ingles y una tienda “ solidaria “ que está enfrente , y en la que se venden los
más diversos cacharros que imaginar uno pueda .
Es evidente que , mientras
ellas parecen estar en el paraíso ,
nosotros vemos eso como el infierno , así que , mientras las unas intentan
prolongar su estancia , los otros intentamos escapar de allí como sea .
Ese es el motivo de que varios
varones ( De los de antes , que ahora hay algunos que dicen estar a gusto
comprando ) nos juntáramos en el banco mencionado y nos reconociéramos por la
misma expresión de desasosiego que teníamos todos.
La cosa empieza por una mirada
cómplice de alguien y ese es el pistoletazo de salida para la conversación
entre camaradas .
Como algunos ( Que debían
llevar allí desde que se abrió el garito ) se iban marchando , cuando eran
reclamados por su agente de la condicional , pero otros que empezaban a cumplir
condena los sustituía , la conversación se hizo fluida , y allí se analizaron temas sencillos unos y
complejos otros ,y la conversación se hizo
de lo más interesante y volvió a los tiempos pre-teléfono móvil , donde las
personas aún nos mirábamos a la cara y compartíamos ideas y sentimientos.
Cuando fui reclamado por mi
agente de la condicional para que llevara al coche la cacharrería diversa que
había caído , y que debía ser de plomo macizo
a juzgar por el peso , me despedí de mis ocasionales y pasajeros
compañeros de pena , no sin que antes uno de ellos ( Siempre hay alguien con
espíritu emprendedor ) cayera en la cuenta de que si alguien pusiera una máquina
de cerveza al lado del banco se forraba y , tengo que reconocer , que la idea
no me pareció descabellada .
Paseando después por el centro
comercial vi a alguno de ellos sin que , los respectivos agentes de la
condicional de cada uno , pudieran descifrar la sonrisa cómplice que nos
cruzamos.
Eso es resiliencia y lo demás
hostias .