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domingo, 11 de diciembre de 2011

ROMANCE DEL ENAMORADO INFELIZ. ( O como el Marques de Matamoros paso a ser el Marques de la Cruz Grande )

Dijo alguien , no recuerdo quien , que los hombres venimos al mundo y nos vamos de el en brazos de una mujer.
Sirva esto como homenaje a las mujeres , a quienes admiro y respeto profundamente , pero al hilo de una frase de mi amigo Jesus que decia " Que no hay mayor estupidez que no conocer a tu enemigo " me atrevo a colocar aqui este didactico romance de ciego donde se describe a  un tipo de mujeres   que  , desgraciadamente ,  tambien existen  y que son muy peligrosas.
De las jamelgas en el descritas libranos Señor.

Romance del enamorado infeliz.  ( O como el Marques de Matamoros paso a ser el Marques de la Cruz Grande en cuanto se caso.)


Alla en la vieja Castilla
Contemporaneo del Cid
de entre la gente sencilla
salio un noble adalid.

Este romance detalla
como a fuerza de valor
y de esfuerzo en la batalla
llego a su alta posición.

A fuerza de escabecharlo
Y al moro poner en brete
Vino su  rey a nombrarlo
Capitan de la su hueste.

No miro su cuna el Rey
miro su valor, su fiereza
y saltandose la ley
lo ascendio a la nobleza.

Hete aquí a nuestro gañan
recien convertido en marques
entre gente pricipal
principal tambien el es.

Pero  el  boato y el lujo
de aquella corte lo hechiza
y al hechizo de su embrujo
va el pobre infeliz y pica.

Lo primero para ser
como ellos principal
es buscarme una mujer
de noble familia feudal.

Y encuentra su enamorada
y la corteja y la ronda
ella mira y no hace nada
mas echale el ojo su bolsa.

El la ofrece sin pensar
joyas , palacios , vestidos
que acaba de arrebatar
a sus enemigos vencidos.

Ante esta buen noticia
esta encantada la dama
pero si muestra codicia
puede quedarse sin nada..

Por eso   dice, señor
vuestra gloria mi amor paga
solo quiero vuestro amor
y va el desgraciado y traga.

No quiero palacios , joyas
Ni heredades ni ganados
Vos y yo señor a solas
Vencidos y enamorados.

Y alli con diabolica trama
la dama el deseo encendio
viose el infeliz en  cama
y lo que pidio concedio.

En el rostro de el enreda
El viento rubias guedejas
Esgrimiendo traicionera
Arma que tan bien maneja.

Ya ella la lid domina
El es ya pasion y fuego
Sabe que en el bote termina
Al ver  como embiste ciego

Y ya dueña del poder
Su juego desenmascara
Y hace al infeliz saber
El precio de la jugada.

El matrimonio le da
A su capricho voluble
Licencia para medrar
Y encima es indisoluble.

Cuanta apetencia y capricho
Cuanta pretensión estulta
Enseguida suelta el bicho
Que tras su pecho se oculta

Nunca penso el infeliz
Que llegaria a añoralla
Mas fue siempre en buena lid
La sarracina batalla.

Y en esta murga constante
No reconoce a su esposa
La que  fue  su dulce amante
Ahora es  brasa espantosa.

Ya no me regalas cosas
Y  siempre aquí me tienes
Olvidada y ojerosa
Entre estas cuatro paredes.

El bueno del conde Olino
Ha regalado a su amante
Varios vestidos de lino
Y un anillo de diamante.

Y el conde de Valdearosa
Que tiene menos linaje
Ha regalado a su esposa
Dos esmeraldas y un paje.

Y ante tamaña tabarra
a que se ve sometido
por semejante caparra
va pensando en darse el piro

Esto ya no quien lo aguante
Y pidiendo al rey licencia
Con su hueste hacia el Levante
parte a conquistar Valencia.

Y para salir  airoso
De tales lances de amores
Y ningun cronista rijoso
Le haga salir los colores.

Decide un final honroso.
Si en  la batalla contento
No encuentra un final glorioso
Profesara en un convento.

Muy claro el final no es
en una histora tan vieja
y cual elegio el marques
no altera la moraleja.

Porque el  cuento del marques
Nos aclara y nos enseña
Lo que es una mala mujer
Cuando pasa a ser tu dueña.

Enamorados  aprendan
Si no quieren mal vivir
Fijense de quien se prendan
si no  a penar y a sufrir.

1 comentario:

Antonio dijo...

En el linaje no me identifico...pero en la metamorfosis de la "fiera" sí. Cándido de mí que me prendí de una hermosa melena y una bonita sonrisa. Que al casar se volvió en un rictus amargo, y una melenilla a lo "Cristobal colón".Tonto de mi juventud que no pude ver más allá de mi nariz.Me la jugaron las hormonas, como a casi todos. Otra vez le has dado, Santiago.